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Con un gran retraso, más de 15 millones de euros invertidos en su producción y la mayor campaña de publicidad que se recuerda en la industria del videojuego, llegó la semana pasada a las estanterías de Europa y Norteamérica El Padrino.
Esta producción de Electronic Arts para PC, PS2 y XBOX recrea fielmente el ambiente de la mafia de Nueva York justo después del final de la segunda guerra mundial que Puzzo noveló y Coppola convirtió en filme.
Más allá de los personajes y escenarios cinematográficos, y tras la pasión de meterse en la trama de la familia Corleone, hay un juego con grandes virtudes y grandes carencias. Desde luego, El Padrino tiene su baza más importante en el aprovechamiento de la licencia de la película. Compartir ajustes de cuentas, tiroteos o recaudaciones con Luca Brasi, Clemenza o Sonny, reunirse con el consiguiere Tom Hagen y escuchar las sabias y profundas palabras del padrino, Don Vito Corleone es para muchos fans un sueño hecho realidad
Aprovechando el tirón de la película Pero no todo son alegrías: echarán en falta a Al Pacino, figura central de la trilogía (prohibió la utilización de su imagen y voz), notarán que el personaje de Michael Corleone es el descrito por Puzzo (Coppola arremetió contra el videojuego, al que calificó de "uso incorrecto de la película"), y si son muy avispados verán que para nutrir el guión se contrató a un experto en la materia, Mark Winegardner (autor de El Padrino, El regreso, un libro que narra acontecimientos posteriores a los de la trilogía "oficial").
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